No está claro qué le fue mejor a la hija, si tocar la guitarra o jugar con la polla de su padre. Resultó que papá no sólo es un buen profesor de música, sino también de sexo, porque no rechazó a su hija, y con gran placer continuó las caricias iniciadas. Lo que pasó fue lo que pasó. El incesto irresponsable tuvo lugar en diferentes posiciones con la máxima intensidad de pasión y emoción.
La chica estaba muy tensa al principio, pero la insistencia del japonés se impuso. Con persistentes caricias la engatusó a besos, con el cuerpo abierto, para que tuviera sexo.